Primero, corta tu sandía en rodajas gruesas. La sandía jugosa hace que este plato sea perfecto.
Luego, agarra un puñado de rúcula fresca; ese toque picante va a llevar tu ensalada al siguiente nivel.
Apila las rodajas de sandía en un plato, coloca un montón de rúcula y fresas encima y esparce generosamente trozos de queso feta (el feta salado es el mejor amigo de la sandía).
Para un toque extra, puedes añadir un chorrito de teriyaki, si te sientes aventurero, nueces tostadas y granadas por encima. ¡Listo!